Un poco de teoría... sólo un poco

El cerebro: un universo apenas conocido


No hay nada similar al cerebro humano. Como órgano, no es muy atractivo: una masa redondeada y ondulada de aproximadamente 1.4 kilos, color blancuzco grisáceo y con una consistencia entre la mantequilla y la gelatina. No se dilata ni se contrae como los pulmones, no bombea como el corazón, ni segrega un material visible como la vejiga. Si se rebana la cabeza de alguien y se mira en su interior no se vería que allí suceda nada en particular.


Entonces no es de extrañar que durante siglos el contenido del cráneo no fuera objeto alguno de investigación importante. Aristóteles pensaba que era una especie de radiador para enfriar la sangre. Recién Descartes a mediados del siglo XVII le otorgó mayor relevancia al concluir que era unA especie de antena por la que el espíritu entraba en comunión con el cuerpo.

Hasta hace 100 años atrás la única evidencia de conexión entre cerebro y mente derivaba de “experimentos naturales”: accidentes causantes de lesiones cerebrales que creaban aberraciones en la conducta de las víctimas. Los conocimientos se obtenían de la observación de conductas asociadas a golpes o lesiones en determinadas zonas. 

Todo lo que se sabía a inicios del siglo XX cabía en un solo libro.

Desde entonces los avances de la ciencia y particularmente de la tecnología han propiciado una revolución en el campo de la neurociencia. En primer lugar ocurrió el avance de la microscopía que permitió conocer más su anatomía y el avance del conocimiento de la electricidad permitió entender su dinámica. La electroencefalografía (EEG) facilitó la observación y medición de su actividad. Finalmente gracias al desarrollo de la imaginería médica funcional en los últimos 25 años los científicos han podido escudriñar el interior de un cerebro vivo y ver cómo funcionan sus mecanismos. En los últimos 20 años la tomografía por emisión de positrones (TEP), la imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) y más recientemente la magnetoencefalografía (MEG) ha permitido trazar un mapa aún más detallado de las funciones cerebrales.

La investigación neurocientífica está en plena evolución y nadie sabe dónde están sus fronteras. El cerebro es tan complicado que tal vez nunca llegue a entenderse por completo. Para complicar más las cosas el cerebro es el mejor ejemplo de la teoría de sistemas. Tan entrazadamente interconectado que, según ya aseguran algunos investigadores, sus funciones y efectos alcanzan a las otras mentes con que interactúa.

No obstante los avances logrados a la fecha permiten poner a disposición de las personas ajenas al mundo de la ciencia una serie de conocimientos que permiten entender las bases de la conducta humana.

¿Qué es Neurociencia Aplicada?

La neurociencia aplicada es una disciplina que utiliza el conocimiento científico sobre el cerebro para potenciar la salud y el bienestar de las personas. La creación de sociedades de neurociencia aplicada es reciente: Society of Applied Neuroscience el año 2006 y la Applied Neuroscience Foundation el año 2007.

La neurociencia aplicada tiene un carácter multidisciplinar, pues se basa en disciplinas como la psicología clínica, ciencia cognitiva, neurofisiología, ergonomía, física, ingeniería, robótica, inteligencia artificial o la bioinformática. La expansión de la neurociencia aplicada da lugar a nuevos campos, como la neuroeconomía, el neuromarketing y la neuroeducación.


Lóbulos Frontales

Si te preguntaran ¿con qué parte de tu cerebro piensas, sueñas, te imaginas o reflexionas?, seguramente te apuntarías la zona de tu frente.

Aquí es donde descansa la percepción consciente. Cuando estamos concentrados al máximo la actividad cerebral y en consecuencia el flujo sanguíneo está concentrado al máximo y se apaga o reduce al mínimo la actividad en otras zonas del cerebro.


Representa el 40% del tamaño del cerebro y es la zona cúlmine de la evolución de miles de años que ha experimentado el cerebro. Esta área nos permite hacernos dueños del cambio, interrumpir la ejecución diaria de patrones de conducta memorizados y profundamente enraizados en nuestra conducta que nos hacen repetir día tras día rutinas que nos conducen a los mismos resultados.

Si quieres ver cambios reales en tu vida y alcanzar los resultados que esperas entrena y mantén activos los Lóbulos Frontales.

Esta zona nos permite tomar control de nuestra vida. Tomar consciencia de quienes somos, regular nuestras emociones, poder planificar nuestras acciones futuras, definir objetivos, mantener la voluntad, la perseverancia. En definitiva, es nuestro centro de mando. Aquí radica tu yo. Lo que te permite ser quien eres.

Ahora bien, ¿es este centro el que tiene el control de tu vida?
  • ¿Qué cerebro es el que guía tu vida?
  • ¿El de las emociones desbocadas?
  • ¿El de los miedos e inseguridades?
  • ¿El del raciocinio extremo?
  • ¿El de una reflexión permanente?

¿O un cerebro equilibrado y actuando sinérgicamente con todas sus fortalezas y virtudes? 

Fuentes: El cerebro. Rita Carter, Susan Aldridge. Edit DK. 2010

Conecta tu cerebro. David Perlmutter, Alberto Villoldo

Desarrolle su Cerebro. Joe Dispenza

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