¡Advertencia!
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De modo tal que NO PIERDAS EL TIEMPO AL SEGUIR LEYENDO si buscas un blog lleno de teorías y contenidos áridos y poco prácticos.
En qué consiste Nuestra Propuesta…
(¿Dispuesto a leer sin bloqueos
mentales?)
Para
que el proceso formador y transformador de una actividad educativa se concrete,
es necesario que exista:
- Una
combinación de temas requeridos y definidos como interesantes por el
participante (para generar una actitud positiva hacia la formación y
querer aprovechar dichas oportunidades),
- Una
metodología formativa atractiva,
- Un formador
habilidoso que cuente con los conocimientos fundamentales acerca de cómo
funciona y aprende el cerebro humano: Un órgano diseñado para
aprender de manera permanente.
Luego
de varios años trabajando en la formación de personas estamos convencidos que
un área clave que debe ser intervenida es la suma de actitudes, comportamientos y la
estructura de creencias que los docentes traen consigo al momento de ingresar a
nuestros procesos. Es decir, no
basta con enseñarles las herramientas de conocimiento lógico que se requieren
para realizar una función o tarea.
(¡grábate bien esto!)
Es
importante que comprendamos un poco los hábitos de pensamiento y patrones de
comportamiento que hemos adquiridos como personas participantes en una
sociedad determinada. Sin duda éstos han sido resultados del modelo educativo
en que estamos insertos y de los códigos sociales del medio en que nos
desarrollamos desde niños y que han ido estructurando nuestra forma de pensar y
actuar.
(No te salgas del texto… esta
pregunta es para ti)
¿Te has preguntado alguna
vez acerca del descalce que existe entre las habilidades que exige poner
en práctica un proceso formativo versus el entrenamiento
y patrones de pensamiento y conducta que les entregó a una persona el
sistema educacional al cual fue expuesto por 8, 12 o más años de estudio?
¿Cuál ha sido este modelo
educacional?
Seguimos
utilizando un modelo que responde a una necesidad impuesta por la
Revolución Industrial que requería masificar la educación, con el objeto
de formar trabajadores que fuesen capaces de suplir la necesidad creciente de
mano de obra administrativa, estructurada y estandarizada. Por consiguiente, se
basó en habilidades lógicas, como el lenguaje, las matemáticas y las ciencias.
No era necesaria la creatividad sino la capacidad de incorporarse
eficientemente a procesos productivos en marcha.
Hoy la
sociedad y el sistema económico reciben esa herencia de personas formadas en
general con poca iniciativa y baja creatividad. Por el contrario, han aprendido
a cumplir instrucciones de manera bastante eficiente… pero sólo si se las
indican o si la figura de autoridad está presente.
Entonces, ¿cómo
formar personas con motor propio?, ¿cómo
contar con personas que hagan lo que tienen que hacer porque están convencidos
de ello?, ¿cómo motivarlas a aprender y que este
aprendizaje se traduzca en cambios conductuales sostenidos en el tiempo?...
¿Por qué Neurociencia Aplicada?
Porque utilizaremos el conocimiento que la
neurociencia ha aportado acerca de cómo funciona nuestro cerebro, para entender
cómo se conformaron nuestros patrones de pensamiento, nuestras formas de
entender y enfrentar el mundo, nuestros hábitos y comportamientos.
La buena noticia es que la misma neurociencia nos
indica qué podemos hacer para rehacer las redes neuronales sobre las que se
sostienen hábitos que deseamos modificar,
potenciar o definitivamente eliminar para poder emprender con mayor éxito.
Metodología utilizada
Nuestros
programas utilizan la Metodología Green
Apple ®, la
cual se fundamenta en principios de aprendizaje basados en la neurociencia
cognitiva. Ello permite lograr un justo
equilibrio entre la capacidad de enfocar la atención en un aprendizaje y
alcanzar un contrato emocional por medio del cual el
alumno en su libre albedrío decide aprender.
La capacidad
de enfocarnos nos la da nuestro lóbulo
frontal del cerebro. El cerebro
registra, percibe del orden de 400.000 millones de bits por segundo, pero este
sólo procesará en cada segundo 2.000 de esos bits. La clave es cómo hago que el
cerebro se enfoque en esos 2.000 bits por segundo.
Por
ello esta metodología utiliza elementos que promueven la generación de
ambientes formativos poliestimulados.
Mientras
ese conocimiento no sea asimilado de manera eficaz en nuestro cerebro (redes
neuronales) no se producirá el aprendizaje efectivo, entendido este como una
evolución de la persona de modo que se traduce en nuevos comportamientos y
actitudes.
En
efecto para crear y reforzar nuevas redes neuronales con alta conexión entre
ellas que impliquen adoptar un nuevo aprendizaje capaz de modificar tus
comportamientos y tus pensamientos (en consecuencia, nuestra realidad)
promovemos en la formación de las personas tres condiciones fundamentales:
1. Capturar
la atención del participante durante el aprendizaje (para ello las metodologías
actuales nos entregan muchas alternativas)
2. Darle
a la información nueva un alto valor emocional. Es decir, que al participante “le den ganas de aprender”
3. Generar
un ambiente de aprendizaje con una alta carga de dopamina, un químico emitido
por el cerebro ante una experiencia agradable y que ayuda a fijar la
información en las redes neuronales.